Edmundo Chirinos, el preso de la culpa
En silla de ruedas, con grandes dificultades para hablar y totalmente aislado vive su reclusión el prominente siquiatra Edmundo Chirinos. Lejos quedó la imagen del hombre rozagante, sonreído, que atendía de manera amable y segura a los medios de comunicación y se defendía de las acusaciones en su contra por la muerte de la estudiante Roxana Vargas.
Su penthouse -en Caracas- es su nuevo reclusorio, testigo mudo de la soledad de quien llegó a dirigir la universidad más importante del país, ser candidato presidencial y miembro de la Asamblea Nacional Constituyente, donde presidió la comisión de Educación, Cultura, Ciencia, Tecnología, Deportes y Recreación.
Ya el apartamento no recibe a los asiduos visitantes para charlas políticas, filosóficas, románticas tertulias, ahora es custodiado por dos funcionarios de la Policía Municipal de Caracas y los únicos invitados son los familiares y amigos más íntimos del fundador de la escuela de Psicología de la Universidad Central de Venezuela.
“En estos momentos hay muy pocas personas cerca de él, no está en condiciones de atender entrevistas, por su estado físico y psicológico, tratamos de ayudarlo”, explicó un familiar, quien excusó al especialista de no atender la llamada dispensada, al mismo tiempo que indicó que “Edmundo no quiere compartir nada con la prensa, ni para bien ni para mal”.
El especialista y abogado Elio Gómez Grillo forma parte del círculo más cercano del siquiatra y da fe del delicado estado de salud que adolece en la actualidad. Explicó que durante su estadía en el internado judicial de Yare 3 sufrió un accidente cerebro vascular que le generó un edema sudural, afectándole de manera considerable su motricidad y el habla. El conocido “encantador de serpientes” perdió sus facultades.
De manera categórica, Gómez Grillo señala: “la cárcel no perdona y el que pasa por ella sufre una huella para toda la vida. Él por lo menos salió con vida, que ya es bastante, porque la cárcel es implacable, chupa, destroza, aliena, extermina, el pobre ha vivido un infierno, a raíz de la imputable sentencia de la juez Fabiola Gerdell de condenarlo a 20 años de prisión”.
Es poco lo que queda del firme Edmundo Chirinos, aquel que salió de la Fiscalía de Ferrenquín el 29 de julio de 2008, tras ser imputado por la muerte de la estudiante de 19 años de edad, quien fue paciente suya y con quien sostuvo una relación sentimental, según evidencia la adolescente en un blog personal.
“Hoy es el día en que la relación con el doctor Edmundo Chirinos y yo terminó. Mi madre me decía que los hombres te pedían la prueba del amor sólo para acostarse contigo y luego botarte, más o menos así me pasó con Chirinos, aunque él no me pidió la prueba de amor, sólo se acostó conmigo y luego sintió que era mucho para él y no quería verme más”, escribió el 5 de mayo de ese año, en su blog“.
Chirinos se mostró seguro y confiado, aseguró a los periodistas que la joven en efecto fue paciente suya desde octubre de 2007 hasta abril de 2008. “Manteníamos relaciones telefónicas porque me llamaba para contarme sus problemas (…) Tal vez lo que narra en el blog son parte de sus fantasías”.
Al mismo tiempo agregó que “se demostrará que todo ha sido una gran mentira, una confabulación contra mí… Soy absolutamente inocente y así va a quedar demostrado. El especialista con estudios en prominentes universidades de Francia e Inglaterra insinuó que tras esta investigación se tejía una campaña en su contra.
Aquellas personas que se mantuvieron cercanas al acusado, durante el proceso de investigación, explicaron que jamás pensó que un tribunal del país podría actuar en su contra, sin importar cómo avanzaba la investigación ni las pruebas que -día a día- salían a la luz pública.
“Nunca se perturbó, su ego, prepotencia, soberbia, no le permitieron entender la gravedad de la situación a la que se enfrentaba. Jamás observó con claridad el proceso iniciado en su contra, siempre sostuvo que era una factura política”, indicó la fuente.
Una vez en la cárcel hizo nuevamente gala de sus dotes de seductor y logró relacionarse de la mejor manera posible con los demás internos, su dilatada experiencia académica contribuyó mucho a esto, lo cual lo ayudó a sobrellevar este calvario, que lo deterioró notoriamente en menos de dos años.
“Actuó un poco como profesor, dictaba lecciones, orientaba a los demás detenidos, los presos comunes lo querían, colaboraban con él, los trató como un maestro, como un amigo mayor, y los reos le pagaron con colaboración, lo ayudaban a caminar”, también se dedicó a leer mucho y a escuchar música, sus grandes pasiones”, relató Gómez Grillo, quien se enorgullece de una amistad de más de 50 años.
Esta cooperación quedó en evidencia la noche del ocho de marzo de 2012, una vez que se conoce la decisión de la Sala 2 de la Corte de Apelaciones de Caracas de otorgar una medida humanitaria de casa por cárcel, debido a la quebrantada salud del condenado.
Hoy en día se encuentra recluido entre su amplia y envidiada colección de innumerables discos de acetato, al igual que su prominente bar, dispuesto en la planta baja del apartamento, que en anteriores años sirvieron hasta de aliados importantísimos en sus fines políticos, como reseña la periodista Ibéyise Pacheco en el libro “Sangre en el diván: El extraordinario caso del Dr Chirinos”.
“Chirinos había propuesto su apartamento en Sebucán para disertar sobre su eventual opción al rectorado, en un segundo intento… Todos coincidían en lo dispendioso del anfitrión. El bar, pleno y variado, y la cocina sofisticada. Lo mejor era la música. Sobre todo ella, Chirinos desplegaba sus mayores conocimientos, adobados con anécdotas y detalles de personas…
…A la mañana siguiente, casi todos los dirigentes estudiantiles que habían asistido donde Chirinos llegaron tarde, o no llegaron. Se habían quedado dormidos. Quienes se oponían a su candidatura no pudieron exponer su argumentación. La resaca se los impidió”, de esta manera el siquiatra logró optar por el ambicioso puesto de rector, una vez ya disfrutados los cargos de director de escuela y director de facultad.
En las elecciones de 1984, el natural de Churuguara le ganó al representante de Acción Democrática, Piar Sosa, y dirigió por cuatro años su principal casa de estudios, donde se formó y creció como profesional. Chirinos se graduó en la primera promoción de psicólogos del país. La UCV fue su catapulta en el escenario político.
Durante el período que estuvo al frente de la UCV el especialista de la conducta humana enfrentó momentos de gran tensión, ocasionadas –a su parecer- por malos entendidos y por su disfrute a la polémica, de la cual nunca ha estado alejado, ya sea por las eróticas declaraciones que hacía sobre las mujeres, por su radical postura política o –ahora- por su condena de 20 años por homicidio.
En el primer año del rectorado se le acusó de emboscar a un grupo de estudiantes que se dirigían desde Maracay hasta Caracas para protestar. Los autobuses fueron detenidos en Tazón por la Guardia Nacional. De este hecho quedó constancia de más de 30 estudiantes de la Facultad de Agronomía y Veterinaria heridos. En este año también acuñó su famosa frase dirigida al estudiantado contemporáneo de “generación boba”.
Sobre el ataque en Tazón, el rector se defendió alegando que como autoridad universitaria solicitó la colaboración del gobierno central para que se dispusiera en la entrada de Caracas de fiscales de tránsito que impidiesen el uso de los autobuses.
Sin embargo, académicos de esta casa de estudio recuerdan la historia de otra manera, como es el caso de Agustín Blanco Muñóz, quien refirió en un análisis del año 2001 la saña con la que deliberadamente actuó la máxima autoridad de la Universidad Central de Venezuela.
“La detención de las unidades obedeció a una petición del rector al ministro del interior, para ese entonces Octavio Lepage. La reacción fue inmediata. Por todas partes se levantó la protesta. A lo interno, en la UCV, la conmoción es profunda y el estallido cada vez mayor. Se señala un solo culpable: Edmundo Chirinos, a quien se tenía como militante de la izquierda”.
Al finalizar el año 1988, con el cierre de su experiencia al frente de la “Casa que vence las sombras”, el académico no pudo resistirse a formar parte de una nueva página de la historia, ya que –según relata por puño y letra- siempre ha estado presente en los momentos más determinantes del acontecer nacional; por tal motivo, la presidencia de la República no podía serle indiferente.
Participó en la contienda presidencial de 1988, representando a los partidos Mono, Mep y PCV, quedó de quinto lugar al obtener 58 mil 733 votos, equivalente al 0,84 por ciento del apoyo electoral. Ese año ganó el representante blanco Carlos Andrés Pérez.
Como militante de izquierda tuvo serios enfrentamientos con el presidente del puntofijismo Rómulo Betancourt, quien en una oportunidad lo amenazó con un revólver en el costado “por ser un hombre peligroso”. Tal situación se produjo luego de la visita del presidente Richard Nixon a Venezuela.
Igualmente hace alarde de sus largas tertulias con Fidel Castro y el Che Guevara, de un impasse y fuerte desilusión ante el Papa Juan Pablo II, a quien atacó por no respetar el cansancio y la espera de unos niños, durante su primera visita al país, lo cual marcó aún más su espíritu de libertad de credo. “Alguna serpiente, me hizo escéptico e incrédulo y me hechizó con el maligno veneno de un irreductible ateísmo”, afirmó.
En la actualidad –quizás- la única compañía del destacado académico sean estos recuerdos, para atormentarlo por lo que fue y ya no será. La llegada a su vida de Roxana Vargas marcó el fin de una historia de alabado hombre de ciencia y despreocupado playboy, para quien no estuvo diseñada la fidelidad ni la paternidad, a pesar de probar el matrimonio y ser padre de dos hijos, a quienes cuyas madres cuidan de manera excepcional, según relata él mismo.
“La mujer es grandiosa. Cada vez que uno encuentra a una mujer, encuentra en ella mil cosas. Es un descubrimiento permanente, así como se descubre un libro, una música. Hay que ver lo que significa el encuentro con una mujer. Cómo es, cómo ríe, cómo piensa, cómo es su ternura, cómo es su inteligencia, cómo abraza, cómo hace el amor, cómo tiene un orgasmo, todo ese mundo maravilloso de hacer el amor”, declaró en alguna oportunidad.
En ese mismo instante reconoció su incapacidad para permanecer largo rato al lado de una fémina, en algún momento de su vida declaró que la vigencia de una relación sentimental oscilaba entre una semana, como mínimo, y tres meses, como máximo.
Quienes lo conocieron de cerca indican que era un fantástico enamorador, divino conversador con una gran debilidad por unas piernas hermosas; no obstante, tanta idolatría no se correspondía con admiración. “A pesar que su culto por la figura femenina es intenso, al mismo tiempo es irrespetuoso, porque mira a la mujer como objeto y no como ser humano”, comentó una fuente.
Esta verdad quedó al descubierto a raíz del asesinato de la joven estudiante de Comunicación Social. Fotografías, en total mil 200, videos y denuncias de pacientes tomaron la palestra pública. Lo señalaban de acosador y de violador, de valerse de la fragilidad mental de quienes lo rodeaban para vulnerar al máximo su intimidad.
Roxana llegó a la Clínica Clineuci de manos de su madre, Ana Quintero, quien también fue paciente de Chirinos. “Yo no sé si me habrá violado a mí también, durante mi tratamiento me practicó cuatro curas de sueño”, indicó la mujer, a quien no le faltó valor para acusar al experto desde el primer momento de la desaparición de su hija.
“Si en verdad está en esas condiciones de salud está pagando todo el daño que ha hecho, se aprovechó del estado de salud de sus pacientes para abusar de ellas. No me alegro de su mal, pero existe la justicia divina y de ella no iba a escapar”, afirmó de manera categórica Quintero, una mujer dedicada a vender tizanas, tortas y timbres fiscales en Valle de la Pascua, que no le temió al gran hombre de letras.