3 frases que te harán reflexionar
Las nuevas tecnologías han revolucionado la forma en que nos ponemos en contacto con los demás, hacen sentir que sabemos todo de alguien a quien hace años que no vemos. Sin entrar en el debate de la superficialidad de cómo se muestran las vidas a través de la red, de lo mucho o poco que tienen que ver con la realidad, esa es la sensación que generan.
Pero no solo son fotos o vídeos del día a día, de las fiestas de sábado noche o de eventos tipo bodas lo que se puede ver en los perfiles ajenos. Las publicaciones que alguien comparte bien serviría para acercarse a su personalidad, a lo que le gusta. Mucho dicen de otra persona, por ejemplo, las reflexiones que muestra.
Y lo cierto es que por los estados de Facebook, de Whatsapp o fotos de Instagram se comparten historias en formato vídeo o frases cortas que encierran mucho, y cuya sola lectura es capaz de modificar un punto de vista. También intuir el estado anímico en el que se encuentra quien lo comparte.
Esa afición por las palabras inspiradoras ha hecho que proliferen las páginas que las recogen. Son en imágenes listas para compartir, frases bonitas cortas o frases de amor que no pretenden pasar desapercibidas. De la mano de Molacantidubi.com recopilamos algunas, si bien la premisa no es solo leerlas, sino también procesarlas.
“Juzga a un hombre por sus preguntas más que por sus respuestas”
La web también invita a compartir a través de las redes , como la anterior. Las frases sabias cortas también pueden ser, por supuesto, frases sabias de amor, pero en esta ocasión nos acercamos a una del escritor, historiador, filósofo y abogado francés Voltaire, que invita a ser analizada desde otro prisma.
Voltaire vivió el periodo de la Ilustración, del que es figura destacada, y gran parte de su obra se basa en el énfasis que hizo sobre el poder de la razón humana, la ciencia y el respeto a la humanidad.
Su frase, que aunque específicamente cite “hombre” como ser humano también es aplicable a las mujeres, es analizable desde varios puntos de vista. En primer lugar, hacer preguntas pone de manifiesto el deseo que tiene alguien por adquirir nuevos conocimientos, por saber, por descubrir. Y el conocimiento se encuentra en la base del progreso.
Prosperar, sin embargo, también depende mucho no ya de obtener información, sino de procesarla, analizarla e incluso de ponerla en duda. Por su contenido y tono, hay preguntas que hablan del espíritu crítico que tiene alguien, y este es fundamental para la transformación.
Las preguntas, por otra parte, dan pistas de lo que sabe o no sabe alguien acerca de una temática concreta. Sin embargo, no debería dar reparo plantear las cuestiones que se estimen convenientes, con sentido común. Este debería indicar dónde está el límite si, por ejemplo, se trata de una intromisión en la vida personal de alguien.
“Que seas tan feliz que no sepas si vives o sueñas”
Se podría clasificar dentro de las y, de hecho, cualquier máxima que hable sobre la felicidad se suele considerar entre las frases lindas, incluso entre las frases lindas de amor.
La felicidad no es una meta, es el camino. No es algo que deba venir dado por factores externos, es un propósito. Una persona debe plantearse ser feliz cada día de su vida, sea cuales sean sus circunstancias, valorar lo que tiene y, conservando la alegría y una esperanza transformadora, cambiar aquello que no le guste.
El doctor José Antonio García Higuera explica en Psicoterapeutas cómo alcanzar la felicidad. Parte de que la dicha no es solo la ausencia de sufrimiento: “Si no existiéramos, no sufriríamos”, dice, luego tampoco seríamos felices ni experimentaríamos otras sensaciones positivos, como la alegría o el amor.
El especialista se sirve de Seligman y de su libro Authentic Happines para describir la felicidad como referencia a una vida placentera, en la que las emociones positivas se maximizan, y el dolor y las negativas se minimizan.
En su artículo, muy completo y bastante recomendable, recoge también líneas de acción para ser feliz, que toma de Fordyce. Se recomienda permanecer activo y ocupado, emplear más tiempo en actividades sociales, ser productivo en un trabajo al que encontremos sentido, ser organizados y planificar, pero sin caer en la preocupación excesiva. Y es que otra línea de acción es no desarrollar muchas expectativas ni aspiraciones.
Hay que tratar de desarrollar una forma de pensamiento siempre positiva y optimista, ver el lado bueno de las cosas. Eso pasa por vivir en el presente, por trabajar para conseguir lo que llama “una personalidad saludable”, en la que se fomente una personalidad social y extrovertida, sin dejar de ser uno mismo.
Las relaciones íntimas son, recoge el artículo, “la mejor fuente de felicidad, con diferencia”. Para ser felices, además, hay que saber valorar lo que significa la felicidad.
“Deja que la vida fluya”
La máxima parece demasiado evidente, pero forma parte de esas que todo el mundo debería tener como lectura de cabecera. A veces, las frases motivacionales no tienen qué ser largas, complicadas o conllevar un análisis completo y exhaustivo. Pueden ser frases motivacionales cortas que también dejen su impronta en quien las lee.
De entre las acciones que recogía Fordyce para encontrar la felicidad, destaca que no se desarrollen demasiadas expectativas ni aspiraciones, además de sacar el lado positivo de todo. Esto lleva a no forzar la situación. A, como dice la frase que nos ocupa, dejar que la vida fluya.
Con frecuencia las cosas no salen como queremos que salgan, y nos obcecamos en volver a intentarlo porque entendemos que nuestra felicidad pasa porque así sea. Sin embargo, hay que saber cuándo dejar las cosas como están y saber salir adelante.
Puede que cumplir objetivo laboral esté en nuestra mano (que un negocio salga adelante, obtener el ascenso que se esperaba…) y haya que pelear por él, pero eso de alcanzar el éxito trabajando duro no es extrapolable, por ejemplo, a las relaciones personales. Hay que saber cuándo una relación es tóxica y no conviene, cuándo dos personas se están haciendo daño y es mejor que se dejen marchar. El discurrir de los acontecimientos dictará si se necesitan o no, pero no el forzar.